Mi madre siempre me cuenta, que de su niñez los momentos más divertido eran cuando iban al río y se mojaban y chapoteaban, buscaban flores o se subían a los árboles. Hoy por desgracia la naturaleza no forma parte de la vida de muchas familias. Los padres se debían replantear los beneficios y lo necesario que es que sus hijos estén en contacto con esta y no pensar que con la visita a la granja escuela de turno por parte del centro educativo es suficiente. El estar en contacto directo con la naturaleza no solo es saludable, sino que es una estimulación infinita, por no hablar, que pocos niños se aburren en el campo, tienen para realizar muchas actividades, las cuales no son solo lúdicas sino educativas, en plena naturaleza podemos poner en práctica las matemáticas, la lengua, el arte...
Durante los primeros años de la vida de un niño, el estar expuestos a la
naturaleza es esencial para su desarrollo, ya que reduce el stress y la
agresividad. También aminora los problemas de comportamiento y crea valores importantes como
la cooperación, la responsabilidad, la compasión y comprensión de otras
criaturas vivientes que habitan nuestro planeta Tierra.
Los llamados juegos desestructurados o juego libre, es decir que ellos elijan a qué jugar, las reglas, que exploren, investiguen, en definitiva que no sean tan dirigidos, está demostrado que son muy beneficiosos para su desarrollo y es directamente proporcional a una mayor inteligencia. Pues bien en la naturaleza es el espacio propicio para el juego libre.
Y por último el estar en la naturaleza es el ejemplo claro de aprendizaje significativo.
No lo dudéis famila encontrar ratos para iros al campo, aunque viváis en una gran urbe seguro que cerca hay un río, un valle, una laguna, un bosque. No dejar pasar las semanas, vuestros hijos os lo agradeceran.
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